¿Puede una ciudad entera reaccionar y actuar como una conciencia artificial? La respuesta es sí. Y esa ciudad no tardará en existir. Se llamará Psiqué, y estará ubicada en una isla todavía no especificada de Micronesia. El proyetco Psiqué contempla la construcción de una red de vías de circulación, plazas y edificios interconectados entre sí, capaces de reconocer a los individuos que transiten por ellos y de reaccionar, cubriendo sus necesidades o respondiendo a sus solicitudes.
Pero es posible que Psiqué vaya más allá de lo que sus creadores habían imaginado. Irma Ponte, del equipo de ingenieros que ha participado en el desarrollo de este proyecto, afirma que las capacidades de la ciudad no se limitan a responder a las peticiones de sus ciudadanos. Según Ponte, Psiqué «podrá investigar y crear de manera autónoma, y tendrá algo parecido a un “alma”, con sentimientos complejos, que podrían llevarla a tomar decisiones independientes del marco de programación diseñado para ella».